Talentosos, inquietos, y comprometidos.

La camerata Patrimonio Sonoro, fundada por Carlos Bonal y Miguel Bonal, tiene como principal objetivo ofrecer actuaciones sustentadas en el rigor histórico-musical, construyendo, desde esa base, un discurso creativo, enfocado, detallista, melódico y con espacios para la improvisación.

Su juventud, su profesionalidad y su trayectoria profesional de carácter internacional hacen de este conjunto un ensemble todavía más auténtico.

Hablamos con Miguel Bonal y Darío Tamayo, artista invitado, a su paso por el festival. 

 

Pregunta: Es el primer concierto de la camerata Patrimonio Sonoro… ¿por qué ahora, qué os impulsó a hacerlo, y cómo os sentís al subir al escenario por primera vez como conjunto?

Miguel: Exactamente, este será el primer concierto de la camerata Patrimonio Sonoro, que es un proyecto de nuestra asociación Patrimonio Sonoro, creada hace algo más de un año. En realidad, he tocado durante toda mi vida con Carlos, ya que íbamos juntos al conservatorio. También con Darío, que lo conocí en la Esmuc hace ya cinco años. De esta manera, se nos ocurrió la gran idea de crear esta camerata e invitar a Darío Tamayo, al clave, para realizar estos conciertos de pequeño formato emocional.

Darío: Siempre es ilusionante participar en el nacimiento de un nuevo proyecto musical y, en este caso, los lazos artísticos y de amistad que me unen a Miguel y Carlos hacen que esta satisfacción sea doble. Además, creo que la camerata contribuirá a complementar y ampliar las actividades y proyectos que lleva a cabo la asociación, dotándola así de una interesante dimensión performativa.

P. ¿En qué consiste el repertorio que vais a interpretar en Muribalta?

Darío:  El concierto supondrá un recorrido por la música del siglo XVII con dos paradas principales: Italia y España. Del país transalpino, interpretaremos piezas de autores como Francesco Rognoni, Paolo Benedetto Bellinzani o Girolamo Frescobaldi, de los que exploraremos géneros como la tocata y técnicas compositivas como la variación.

Ya de vuelta en España, sonarán danzas de Diego Ortiz y Antoni Martín i Coll, así como obras de Antonio de Cabezón y Bartolomé de Selma y Salaverde. También realizaremos una veloz incursión en el primer Settecento italiano, a través de una de las sonatas para flauta de pico y continuo de Francesco Mancini, de cuyo nacimiento este año se conmemora el 350.º aniversario.

Todo esto nos permitirá comprender las relaciones artísticas y musicales existentes entre ambos países desde los albores del Barroco hasta el amanecer del siglo XVIII.

P. ¿Qué particularidades tiene la conjunción de vuestros instrumentos? ¿Qué es lo que os hace únicos?

Miguel: Estos tres instrumentos conviven y se relacionan en un tiempo y contexto determinado. Aunque somos una agrupación de pequeño formato, no dejamos de lado las posibilidades sonoras y tímbricas que estos instrumentos ofrecen, e interpretaremos sonatas para flauta (donde la viola y el clave tienen papel de acompañamiento), piezas para viola y clave o piezas para clave solo. Algunas de las piezas que proponemos son bastante complejas como las disminuciones de Rognoni sobre el madrigal Vestiva i Colli, que él mismo titula como “el arte difícil para disminuir a la bastarda”.

 

P. ¿Cómo influye el espacio a la sonoridad de las piezas que vais a interpretar?

Darío: El espacio ejerce una influencia directa sobre la música y, en cierto sentido, para un intérprete viene a ser el equivalente del lienzo para un pintor. Las particularidades acústicas, ambientales y estéticas del lugar donde se toca predisponen de una manera única y especial tanto al músico como al público, generando de esta manera unas condiciones concretas que hacen que cada concierto sea único.

P.¿Qué es lo que más os impulsa a seguir creciendo como músicos?

Miguel: De pequeño encontré mi motivación en la viola da gamba con Jordi Savall. Él logró emocionarme con un instrumento casi olvidado. Desde entonces, se ha convertido en mi gran referente. Personalmente, quiero llegar a
despertar pasiones y hacer feliz a mucha gente con mi música.

Darío: Para mí, es una combinación de factores: curiosidad intelectual y artística, por una parte, mezclada con la necesidad de expresar y comunicar a través del sonido. La música es quizá la más abstracta de todas las artes y
esto te permite transmitir ideas y emociones complejas que serían muy difíciles de recoger con palabras o imágenes, y esta cualidad siempre me ha parecido fascinante.

P. ¿Qué significa para vosotros formar parte de esta segunda edición de Muribalta?

Miguel:  Personalmente, es muy especial formar parte de este festival, ubicado en una zona en la que me siento muy identificado al pasar gran parte de mis veranos en Alagón con mi familia. Ver como muchas de las iglesias de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro se llenan de música y de público para disfrutar, es algo que me hace verdaderamente muy feliz.

Darío: Para mí es un privilegio poder participar en un festival como Muribalta, donde se cuida al máximo cada detalle, buscando poner en diálogo la cultura, el patrimonio, la arquitectura y la gastronomía de la zona, con la música como hilo conductor y gran protagonista.

Es, además, un auténtico placer poder hacer música en espacios tan espectaculares como las iglesias mudéjares
que se levantan a lo largo y ancho de la Ribera Alta del Ebro, y poder conocer mejor los pueblos y el entorno natural de esta maravillosa comarca.