Amystis fue fundado en el año 2010 con el deseo de compartir la pasión por la música vocal e instrumental del Renacimiento y Barroco español. Desde sus orígenes, el grupo de artistas ha combinado la investigación musicológica con la interpretación de obras encima de los escenarios, centrando su labor en la recuperación y difusión del repertorio inédito de autores de origen español a lo largo de los siglos XVI y XVII.

El grupo se ha mantenido fiel a escenificar conciertos históricamente informados: desde el respeto a las fuentes musicales originales, hasta siguiendo las normas de interpretación de cada época. Siempre, reinventando y explorando nuevas formas que puedan agradar a un público siempre renovado.

Si algo caracteriza a Amystis es su formación de base puramente vocal, apoyándose de instrumentos históricos dependiendo del repertorio, que a lo largo de estos años ha conseguido un sonido muy característico y una forma de entender la música desde el respeto al texto y su retórica.

Hablamos con Jose Duce Chenoll, fundador y director creativo, sobre las características de la trayectoria profesional del grupo. 

Pregunta. ¿Qué características tiene la música Barroca y del Renacimiento hispanoamericano que la hacen tan única y especial?

Respuesta. Lo primero que nos atrapa es el poder descubrir repertorios nuevos en cada proyecto, porque hay infinidad de música que está todavía oculta en los archivos. El poder indagar, investigar, recuperar, ser los primeros en tocar una pieza que igual no se ha tocado en los últimos 400 años, poder darle vida de nuevo, enseñarla al público y ver cómo reacciona, es una sensación mágica que atrapa a cualquiera. Es un repertorio que gusta mucho y que conecta muy bien con el público.

Además, tanto música como las letras, son de una belleza tremenda: por un lado, los textos del Barroco tienen unas figuras retóricas muy bonitas, y son capaces con su poesía de hacerte viajar a esa época; respecto al Renacimiento, los compositores eran capaces de hacer que la música realzara los sentimientos y los afectos que la letra estaba expresando.

En Barroco además, hay un componente improvisatorio – sobre todo para los que hacemos el acompañmiento- que te da una libertad muy grande, y que todo eso que investigas lo puedes añadir a ese nuevo lenguaje.

Cuando es música polifónica, y ves cómo poco a poco los integrantes acoplan su voz y su afinación a lo que estás haciendo, y cómo el conjunto se adecúa y se acopla en base a cada momento musical y a cada momento textual, hace que el repertorio sea muy mágico.

Hace que cuando lo tocas, vibres.

P. Uno de vuestros fuertes es la calidad vocal de vuestros integrantes …

R. Sí, nuestros integrantes tienen una grandísima experiencia como solitas, unas voces muy trabajadas, llevan muchos años estudiando, muchos años en el circuito profesional… pero tienen una característica que no todos los solitas tienen: llevan toda la vida cantando en conjunto.

Con lo cual, la polifonía la saben hacer perfectamente: controlan muy bien su vibrato y el empaste con el resto de voces. ¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, un cantante de ópera está acostumbrado a pasar por encima de orquestas, a tener una potencia concreta, a tener un vibrato más grande para que se los escuche más que al coro… cosas que requieren su repertorio; sin embargo, los cantantes de Amystis, aunque saben utilizar esas herramientas,  cuando se sumergen en el repertorio del grupo saben acoplarse muy bien para que la vibración sea perfecta, para crear un color de conjunto y no sean solo un montón de solistas, sino que sea un sonido de grupo.

Eso es una cualidad muy importante.

A parte, conocen el estilo, conocen la ornamentación de la época… y además llevan mucho tiempo cantando juntos, por lo que el sonido de grupo ya está muy instaurado y es un valor en alza.

P. Estáis también centrados en la difusión, la divulgación y la recuperación de obras de la antigüedad, ¿a qué retos os enfrentáis diariamente en esta tarea?

R. El principal inconveniente de recuperar el patrimonio antiguo es que cuando quieres abordar una obra u obras, o cuando escuchas algo que han grabado o interpretado otras personas (buscando el repertorio para poder hacerlo tú también), hay material que es más fácil de encontrar, como por ejemplo, una pieza de Beethoven. Sin embargo, si quieres interpretar una obra de un autor español del siglo XVI o XVII, puede que no existan ediciones o que las que hay son muy antiguas y no están adecuadas para una interpretación históricamente informada.

El primer reto que te encuentras es que tienes que ir a las fuentes, a los archivos (privados, públicos y eclesiásticos) para buscar materiales, que tienen la magia de que nunca hayan sido tocados, pero que te obligan a hacer un trabajo extra.

Aun así, este trabajo te ayuda a entender mejor el proceso de composición, cómo trabajaban los maestros de aquel tiempo, y cómo era el oficio y la practica de la interpretación. Con lo cual, el conocimiento que tienes de la época es mucho más amplio a la hora de adaptarlo y tocarlo en directo.

P. ¿La música coral del Barroco y el Renacimiento es para todo el mundo?

R. Sí, de hecho a la gente le suele atrapar más que la del siglo XX hasta hoy. Porque tiene un componente muy humano y muy espiritual y muy cercano. Además, está escrito en un sistema muy cercano al oído y que todo el mundo puede apreciar. Expresa sentimientos como el amor, el desamor, la espiritualidad… y lo hace de tal manera que los refleja muy bien.

El público que viene a nuestros conciertos, se enamora. Vuelve. Es un público muy asiduo.

P. ¿Cómo afecta el espacio en el que se desarrolla este tipo de conciertos a la hora de escuchar las obras?

R. El espacio de interpretación es vital. Para empezar, porque estamos descontextualizando la música, porque no se compuso para hacerlo en auditorios. Y cuando esto ocurre, la música “sufre”: En el caso de la música polifónica es imprescindible que el espacio se acople bien a la música, que tenga una reverberación; porque al final gracias a lo que vuelve al oído del cantante, este modifica el volumen, la afinación, la velocidad, la dicción, cómo expresa las emociones… para amoldarse al espacio.

Si es muy seco, la música no pasa, no se mezcla. Cuando por el contrario tiene una cierta reverberación y es agradecida para la música, escuchas un todo, que es de lo que se trata.

El espacio está vivo y es necesario, es el que hace que la música suene como tiene que sonar.

P. Venís dos integrantes del grupo al Festival, pero sois un grupo mucho mayor, ¿de qué contrastes vocales podremos empaparnos que lo diferencian de piezas con más integrantes?

R.El contraste entre la calidez y lo aterciopelada que puede llegar a ser la voz de Quiteroa, con la potencia que puede llegar a alcanzar en los momentos en los que la música lo pide. Podemos apreciar cómo lo expresa, interpreta o adorna las piezas, o cómo se establece el diálogo con el instrumento de tecla, y cómo el uno apoya al otro y viceversa.

En cambio en grupo podemos apreciar otros matices como el conjunto de color coral, las respuestas por bloques, o la armonía (que cambia en base al momento textual).

P. ¿Qué significa para vosotros formar parte de Muribalta e interpretar el repertorio «Dinastías»?

R.Estoy convencido de que este festival va a tener un largo recorrido, porque se han asentado unas muy buenas bases: seriedad, respeto, la organización…  y bueno, ¡esperemos que podamos volver! Porque nos estamos sintiendo como en casa sin haber llegado todavía ahí.

Formar parte de Muribalta es una oportunidad muy bonita de enseñar nuestro trabajo en Aragón, que es una tierra en la que Quiteria como yo nos sentimos muy queridos (ella es medio de Panticosa, y mi padre es de Ateca). Además, es una oportunidad de oro para mostrar otra faceta del grupo: las actuaciones a dúo.

Para nosotros, es un orgullo, una satisfacción y un honor llevar nuestro trabajo y nuestra investigación al público de La Joyosa, ¡estamos deseando llegar!